La niña que vivió diez años con dos corazones
A sus 16 años, la británica Hannah Clark sobrevivió a dos operaciones cardíacas y, entre ellas, vivió con dos corazones dentro de su pecho.
Además, la muchacha venció a un cáncer asociado a las intervenciones. Tres años y medio después de su última entrada en quirófano, Hannah va al instituto y puede hacer deporte.
Los detalles de su caso, que marca un hito en cardiología, aparecen hoy en la revista The Lancet.
"El ejemplo de Hannah resalta que, en casos como el suyo, es posible que el corazón original del paciente se recupere si se le da el apoyo necesario", señala Victor Tsang, uno de los cirujanos del hospital Great Ormond Street de Londres que trató a la paciente.
Cuando la niña tenía dos años, los médicos le diagnosticaron una miocardiopatía dilatada que hacía al músculo aumentar de tamaño de forma desmesurada, poniendo en riesgo su vida.
Este tipo de dolencia es poco frecuente pero muy complicada, debido a la escasez de trasplantes.
Los médicos consiguieron un corazón de un bebé de edad menor y lo empalmaron al corazón enfermo de Hannah. En pocos meses, el órgano trasplantado bombeaba la mayor parte de la sangre mientras su verdadero corazón permanecía a medio gas, pero aún latiendo.
Durante los primeros tres años, el nuevo corazón de Hannah funcionó bien. Pero los medicamentos que recibía la niña para evitar que su sistema inmune rechazase el trasplante ocasionaron también un tipo de cáncer linfático que gana terreno cuando las defensas están mermadas.
Los facultativos intentaron atajar el cáncer con varios medicamentos, pero este siguió ganando terreno. Un análisis posterior mostró que, mientras el segundo corazón se debilitaba por momentos, su órgano original gozaba de buena salud.
Así fue como, después de haber sobrevivido más de 10 años gracias a un corazón prestado, la niña volvió a usar el suyo.
En la actualidad no tiene ningún rastro del cáncer y su corazón parece haberse recuperado.
Además, la muchacha venció a un cáncer asociado a las intervenciones. Tres años y medio después de su última entrada en quirófano, Hannah va al instituto y puede hacer deporte.
Los detalles de su caso, que marca un hito en cardiología, aparecen hoy en la revista The Lancet.
"El ejemplo de Hannah resalta que, en casos como el suyo, es posible que el corazón original del paciente se recupere si se le da el apoyo necesario", señala Victor Tsang, uno de los cirujanos del hospital Great Ormond Street de Londres que trató a la paciente.
Cuando la niña tenía dos años, los médicos le diagnosticaron una miocardiopatía dilatada que hacía al músculo aumentar de tamaño de forma desmesurada, poniendo en riesgo su vida.
Este tipo de dolencia es poco frecuente pero muy complicada, debido a la escasez de trasplantes.
Los médicos consiguieron un corazón de un bebé de edad menor y lo empalmaron al corazón enfermo de Hannah. En pocos meses, el órgano trasplantado bombeaba la mayor parte de la sangre mientras su verdadero corazón permanecía a medio gas, pero aún latiendo.
Durante los primeros tres años, el nuevo corazón de Hannah funcionó bien. Pero los medicamentos que recibía la niña para evitar que su sistema inmune rechazase el trasplante ocasionaron también un tipo de cáncer linfático que gana terreno cuando las defensas están mermadas.
Los facultativos intentaron atajar el cáncer con varios medicamentos, pero este siguió ganando terreno. Un análisis posterior mostró que, mientras el segundo corazón se debilitaba por momentos, su órgano original gozaba de buena salud.
Así fue como, después de haber sobrevivido más de 10 años gracias a un corazón prestado, la niña volvió a usar el suyo.
En la actualidad no tiene ningún rastro del cáncer y su corazón parece haberse recuperado.
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