Salta la linda

La ciudad de Salta, capital de la provincia del mismo nombre, está enclavada en el norte de nuestro país y en estos últimos años ha tomado el ritmo progresista de las grandes ciudades. Sin enmbargo, conserva aún ese estilo colonial tan característico en sus calles y edificios, ostentando una magnífica arquitectura, muy cuidada, que la muestra como una de las más típicas, siendo visitada por gran cantidad de turistas nacionales y extranjeros.

Uno de sus lugares más admirados es su casco céntrico, donde la Iglesia Catedral, hermosamente decorada, exhibe sus imágenes más veneradas, como las del Señor y la Virgen del Milagro, llegadas allá por el 1700, y que presentan una belleza singular con adornos de oro, plata y piedras preciosas.

Rodeada de cerros, se destaca el San Bernardo, con su magnífico monumento a Güemes y el moderno teleférico que asciende hasta su cima.

Otra formación aledaña, es conocida como Tres Cerritos, a cuyo pie se encuentra el barrio del mismo nombre.

La Virgen de los Tres Cerritos

Este lugar es muy visitado por peregrinos de todos los lugares, ya que según se dice, desde el año 1990 se han producido apariciones de la Virgen a una lugareña llamada María Livia Galeano, quien los días sábados realiza en la cima del cerro una oración de intercesión a los fieles allí reunidos, que consiste en la imposición de manos a cada uno de los asistentes, luego del rezo del rosario.

Además, se encuentra allí una ermita construida por los peregrinos y la gente del lugar, con una imagen que, según la mujer, es la que ella vio en sus manifestaciones sobrenaturales y por expreso pedido de la Virgen de que fuera en ese lugar.

La iglesia tiene en estudio este fenómeno y no se ha pronunciado aún, pero es muy importante la devoción que se respira en ese lugar donde reina una enorme paz y un persistente aroma a rosas.

Otros lugares dignos de conocer

Saliendo de la ciudad hay muchos lugares paradisíacos, como Cafayate, con sus grandes extensiones de viñedos y bodegas reconocidas mundialmente. Allí se llega recorriendo valles, en medio de paredes de piedras con formas fantasmagóricas que denotan la erosión producida por el clima, así como Cachi, con su cerro siempre nevado,que invita al paseo y al descanso en un lugar de belleza sin igual.

También se destaca San Antonio de los Cobres, última parada del tren a las nubes, cuyo viaje llega hasta el viaducto La Polvorilla, ubicado a 4000 metros sobre el nivel del mar y desde el cual las vistas son espectaculares

Una ciudad para visitar más de una vez, proyectada hacia el futuro pero conservando las antiguas tradiciones que le dieron origen,junto al particular encanto y hospitalidad de su gente.

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